TUISHOU BASE

Las Artes Marciales Chinas y sus sistemas de combate tienen mucho que aportar en la actual sociedad. En los niños de hoy en día y en muchos de los deportes que vemos por televisión, existe una importante carencia de valores éticos. Sin ir más lejos tenemos el ejemplo que los futbolistas les dan cada fin de semana a nuestro jóvenes.

Este mal ejemplo del futbol no solo se extiende a sus deportistas, incluso también, a los padres y madres seguidores de uno u otro equipo. En definitiva un deporte destructivo para los valores éticos, ya que pocos son los profesionales que se salvan de la quema.

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Cuando los valores de respeto, humildad, compañerismo, no se inculcan en nuestro peques; ¿qué podemos esperar de ellos cuando crezcan?. En todo este roll los profesionales de las Artes Marciales Chinas de nuestro país tenemos un papel vital.

Cada vez que uno de mis hijos  (5 y 8 años) hace Tuishou sabe que debe saludar respetuosamente a su compañero, sabe que debe medir su fuerza para no dañarlo, sabe que si le tira al suelo debe ayudarle a levantarse y ante todo, sabe que si pierde nada pasa ya que todo es un simple juego.

El pequeño Waris empezó a imitarnos durante las prácticas a los dos años de edad. Lo primero que aprendió fue a saludar al compañero antes de empezar. Nadie le enseño, lo hacía por imitación.

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El Tuishou es una potente herramienta para implementar estas cualidades éticas en nuestros hijos e hijas. Además, a través de su práctica aprenden a establecer las bases de su defensa personal, a dejar de lado el miedo al contacto físico, a mejorar su psicomotricidad, lateralidad, raíz y sobre todo, a potenciar su habilidad de escucha y estructuración.

Y todo ello mediante juegos, risas y respeto.

Ambos hijos, Yán y Waris, empezaron a interesarse por el Tuishou con pocos años de edad y a día de hoy, siempre que ellos quieren, jugamos a empujar.

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