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Hace un par de días tuve una conversación sobre meditación con un alumno nuevo, en ella me pude dar cuenta del error tan grande que están cometiendo una gran mayoría de meditadores modernos. A ver cómo enfoco este asunto para no herir susceptibilidades.
En primer lugar dejo claro que cada persona puede entender la meditación, enfoque y su desarrollo como desee. Todo es respetable y comprensible, ahora bien, hay enfoques y métodos con los que no estoy en nada de acuerdo.
Antes de nada me gustaría aclarar que entiendo por «meditadores modernos» todas aquellas personas que se han iniciado en este camino desde un enfoque no tradicional. Además ni se han preocupado en investigar este tipo de tradiciones y entrenamientos. Simplemente se creen lo que les han contado.
Desde hace unos años se esta «vendiendo» la meditación como un ejercicio de conciencia espiritual en el que nuestro evolución personal está garantiza por el simple hecho de sentarnos en una silla durante 30 minutos y tras ello, ser buenas personas, empáticas, amables, solidarias y sobre todo, estables a nivel emocional.
Con eso la «iluminación» está asegurada. Lo respeto, pero ¿qué ocurre con sus cuerpos?. La mayoría están enfermos, débiles, rígidos, descoordinados y en desequilibrio. Mentes «fuertes» cuerpos débiles. Vacío por fuera, bonito por dentro.
Desde un punto de vista tradicional, cercano al taoísmo, este tipo de practicantes solo desarrollan una espiritualidad ficticia, sin raíz.
Me explico.
Para tener la capacidad de desarrollar nuestro espíritu/mente de manera correcta, antes debemos haber desarrollado dos pilares principales: nuestro cuerpo y nuestra energía. Sin el desarrollo del primero, nada puede conseguirse de forma correcta. Para que la evolución personal llegue a buen puerto, nuestro «barco» ha de ser el mejor. Fuerte, resistente, maniobrable. De lo contrario nuestro espíritu viajará en un bote salvavidas dispuesto a naufragar a la primera tormenta.
¿Por qué digo esto?.
En la conversación, mi alumno comentó que se reúnen desde hace tiempo en un grupo de meditación. La manera en la que se posiciona (sientan) para ello, no es la tradicional, lo hacen en sillas. ¿En sillas?. Hay quien incluso se apoya con su espalda en la pared. ¿Con la espalda en la pared?. Incluso hay gente que se tumba para ello, me dijo. Ni respondí.
Ante mi pregunta de por qué lo hacen de esta manera, la respuesta fue clasificadora: ¡porque es más cómodo!.
Vamos a ver, «es más cómodo por que vuestros cuerpos no están preparados para la meditación, por eso usáis atajos«, le comenté. En el desarrollo espiritual no existen atajos. Si nuestro cuerpo no está perfectamente trabajado para poder soportar 2 horas en loto/semiloto, quiere decir que debemos seguir trabajándolo hasta que lo consigamos. Nada de atajos.
El proceso de constancia, esfuerzo y disciplina que te conlleva conseguirlo, ya está formando parte de tu desarrollo espiritual/mental. Por ello siempre me pregunto: ¿qué ocurre con todos estos enfoques modernos meditativos una vez el cuerpo enferma?.
Para nosotros los taoístas solo existe un Camino, primero el desarrollo del cuerpo, segundo el desarrollo nuestra energía y por último, una vez completados los aspectos anteriores, el desarrollo del espíritu como tal. Sin atajos.
Así, que de ser uno de los «meditadores modernos» que lo hacen en una silla, con la espalda en la pared o tumbado, te invito a que pongas posición de loto/semiloto durante 2 horas y realices los mismos trabajos que haces en una silla. De esta manera descubrirás la importancia del cuerpo.
Si te tumbas para meditar, te dormirás. Mucha superficie, poca concentración. Si meditas en una silla, no fortalecerás la musculatura de tu espalda, ni abrirás tu caderas, no potenciarás la circulación sanguínea de tus piernas, no mejorarás la salud y potencia de tus rodillas. Si te apoyas en una pared para meditar te ocurrirá lo mismo que en la silla. Piensa en ello.
Sin más, os deseo el mejor de los Caminos.
Esto ocurre porque la meditación moderna se convierte en una vía de escape para esta vida frenética. Es por eso que se practica como se puede, porque es la única parada que nos podemos permitir. Qué más da tumbado.
Afortunadamente hay disciplinas que nos ayudan a recorrer los tres caminos.
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