CODIGO MARCIAL ETICO

Wǔdé 武德

Antiguamente, en la sociedad marcial china, el éxito de un estudiante no estaba determinado por su apariencia externa o por su fuerza, sino por su comportamiento moral como persona y su modo de pensar. Los estudiantes de artes marciales chinas tienen un refrán: «Un maestro probará a un estudiante durante tres años antes de enseñarle lo que sabe”.

wude01Un estudiante inteligente comprende que es bueno pasarse varios años buscando un buen maestro con el que emplear su tiempo de aprendizaje en lugar de con uno mediocre. Un buen maestro llevará al estudiante por el camino correcto y le ayudará a construir unos cimientos fuertes sobre los que apoyar el entrenamiento futuro. Un maestro no cualificado, sin embargo, no ayudará a la construcción de cimientos firmes y puede incluso enseñar malos hábitos. Los buenos maestros, elevados moralmente, siempre utilizarán ejemplos elevados con los que ilustrar sus enseñanzas y ellos mismos serán un ejemplo para los estudiantes. Los buenos maestros de artes marciales no enseñan sólo técnicas marciales, también enseñan un estilo de vida.

Desde el punto de vista de un maestro, como desde el de una organización que pretende llevar a cabo un proyecto, es también difícil encontrar buenos estudiantes y buenos profesores.

Los estudiantes que inician sus estudios, suelen comportarse de modo entusiasta y sincero y suelen estar deseosos de aceptar la disciplina y observar buenos modales en su comportamiento. Sin embargo, con el paso del tiempo, el maestro (la organización) consigue averiguar aquello que al estudiante le gusta hacer o pensar habitualmente y a veces es bastante diferente de como éste actuó en un principio.

Debido a esto, los maestros probaban siempre a sus alumnos y los observan durante al menos tres años antes de decidir si realmente podían confiar en ellos y transmitirles finalmente los secretos de sus técnicas o conocimientos. Esto era especialmente habitual antiguamente, cuando las artes marciales se usaban en las guerras y las técnicas eran secretas y solo eran transmitidas a los alumnos más aventajados.

Ética
En idioma chino la Moral o Ética se denomina WUDE. Muchos maestros han considerado durante muchos años que la Moral o Ética es el criterio más importante para juzgar a los estudiantes, haciendo de ésta la parte más importante del entrenamiento en las artes marciales chinas tradicionales.

La moral incluye dos aspectos: Ética en las Acciones y Ética en las Intenciones. La ética en las acciones incluye la humildad, el respeto, la rectitud, la confianza y la lealtad. La ética intelectual o de intención consiste en firmeza, paciencia, perseverancia y coraje o valor.

Tradicionalmente, era considerado que sólo los estudiantes que habían cultivado estas normas de moralidad eran dignos de recibir enseñanzas. De los dos aspectos de moralidad, la de las acciones es la más importante. La razón es muy simple. Es el tipo de moral que rige las relaciones del estudiante con su maestro (con la organización) y sus compañeros, con otros practicantes de artes marciales, qigong, taijiquan, etc… y con las personas en general. Los estudiantes que no son éticos en sus acciones no son merecedores de ser enseñados, desde el momento que no es posible confiar en ellos por su forma de actuar.

Además, sin ética en las acciones cualquier estudiante al que enseñemos podría abusar de otras personas usando su habilidad con las técnicas aprendidas para dañar a la gente o perjudicar a las personas al enseñar sin la debida preparación. Por consiguiente, los maestros y organizaciones estudiarán cuidadosamente durante mucho tiempo a sus estudiantes y sobre todo a aquellos que pretenden formarse para enseñar, hasta estar seguros de que pueden confiar en ellos antes de iniciar los entrenamientos más avanzados.

La Ética Intelectual tiene como meta el auto-cultivo, es decir la propia realización interna mental del individuo. La tradición china considera que el ser humano tiene dos mentes, una que rige las emociones (Xing) y una mente de sabiduría (Yi). Normalmente, cuando una persona falla en algo que es porque la mente emocional, sus emociones, han dominado a su pensamiento, su capacidad de criterio y reflexión.

Ética Moral en las Acciones.

LA HUMILDAD.

La humildad viene de controlar el sentimiento de orgullo. En China se dice: “El orgullo pierde, la humildad gana los beneficios». Cuando estamos satisfechos de nosotros mismos nos solemos “dormir en los laureles” y no meditamos las cosas. Entonces, tampoco estamos deseosos de avanzar ni de aprender. Sin embargo, permaneciendo humildes siempre estaremos buscando las formas de mejorar uno mismo y siempre estaremos aprendiendo. Hay que recordar que no hay limitaciones para el conocimiento. No importa cuando hayamos aprendido, siempre hay un nivel más avanzado. Confucio dijo: «Si caminan tres personas cerca, uno de ellos seguro puede ser mi maestro y enseñarme”. Hay siempre alguien con más conocimientos que nosotros en algún área. Sabiendo esto ¿cómo podemos permanecer orgullosos de nosotros mismos?

EL RESPETO.

Respeto es la base de la relación con los profesores, compañeros, con practicantes de otras artes marciales y con la gente en general. El respeto hace armónica una relación con alguien. No obstante el respeto más importante es el respeto por uno mismo. ¿Cómo podemos respetar a los demás sin respetarnos antes a nosotros mismos? El respeto se gana, no puede pedirse o exigirse.

LA RECTITUD.

La Rectitud es un estilo de vida. Si hay algo que sabemos debemos hacer, no dudamos en realizarlo y si hay algo que sabemos no debemos hacer, en ningún caso nos involucramos en ello. La mente sabia debe liderar, no así la mente emocional. Si logramos hacer esto, entonces nos sentimos bien con nosotros mismos y no tendremos sentimientos de culpabilidad o remordimientos. Comportándonos de este modo, evitando las malas influencias, es como ganamos la confianza de los demás y sobre todo la de nuestros ascendientes en cualquier área de la vida.

LA CONFIANZA.

La Confianza incluye ser digno de la confianza de los demás y también la confianza en uno mismo. Se debe desarrollar un tipo de personalidad en la que otras personas puedan confiar. Si hacemos una promesa debemos cumplirla. La confianza es la llave de la amistad. La confianza de un amigo es dura de ganar pero fácil de perder. La confianza en uno mismo es la raíz de la confianza. Debemos aprender a construir la confianza en nosotros mismos y demostrarlo. Sólo entonces puede que los demás confíen en nosotros. En China se dice: «Aquellos que se respetan también respetarán. Aquellos que confían en si mismos, en ellos también confiarán”.

LA LEALTAD.

La Lealtad es la raíz de confianza. Debemos ser comprometidos y fieles a nuestros profesores, a los amigos, así ellos también serán fieles con nosotros. La lealtad permite que la confianza mutua crezca. Practicando las artes marciales chinas es especialmente crucial que haya lealtad entre estudiantes y profesores. La lealtad se construye y fundamenta en obediencia del estudiante al profesor. La obediencia es el requisito previo para aprender. Si deseamos realmente aprender, primero debemos liberarnos del orgullo. Debemos inclinarnos mental y espiritualmente a la persona que nos enseña. Sólo esto abrirá las puertas de la confianza. Un maestro no enseñará a alguien que únicamente esta preocupado por sí mismo, por su dignidad y orgullo. Delante del profesor, no existe la dignidad ni el orgullo.

Ética moral de intención.

VOLUNTAD.

Normalmente se tarda tiempo en desarrollar una voluntad fuerte. Esto es debido a la lucha interna entre la mente emocional y la mente sabia. Si la mente sabia es la que gobierna nuestras intenciones y nuestras acciones, podremos suprimir las perturbaciones que vienen de la mente emocional y la voluntad puede ser duradera. Una voluntad fuerte depende de la sinceridad con que nos comprometemos con nuestras metas. Esto tiene que venir de nuestro ser profundo y no puede ser únicamente un deseo vago y casual. A menudo, los estudiantes que muestran más avidez para aprender al principio son los que antes abandonan las clases, siendo los que esconden este ansia por aprender en lo profundo de su ser los que permanecen más tiempo aprendiendo.

FIRMEZA, PACIENCIA, PERSEVERANCIA.

La Firmeza, la Perseverancia y Paciencia son las manifestaciones de una voluntad fuerte. Las personas que tienen el éxito no siempre son las más inteligentes, pero si son siempre las más pacientes y perseverantes. Las personas ilustradas no usan sus conocimientos únicamente para guiar su pensamiento, sino también los usan para gobernar su personalidad. A través de cultivar estos tres elementos es como se construye gradualmente una mente firme y sabia. Una mente profunda es la llave para la más completa formación. Aprendiendo a utilizar nuestra mente para regular nuestro entrenamiento es como logramos acceder a etapas más profundas de conocimiento y si podemos manifestar este conocimiento en nuestras acciones es como logramos matizarnos con respecto a los demás.

VALOR.

Muchos practicantes de artes marciales son vencidos fácilmente en peleas callejeras con otras personas. Esto sucede así incluso después de haber practicado artes marciales durante años. La razón para esto es muy simple. Las circunstancias bajo las que estas personas entrenan en un gimnasio en nada tienen que ver con una situación en la calle ante un caso real de vida o muerte. Un verdadero practicante de artes marciales se enfrentará a una situación de peligro sin vacilación, de este modo lo estudiado no habrá sido en vano. Si no somos capaces de desarrollar nuestro valor para enfrentar una situación comprometida, entonces habremos fallado en el propósito original de nuestro entrenamiento. Pero el valor también se puede usar para evitar la lucha o para controlar una situación para la que luchar no es necesario. Esto es a menudo más difícil que luchar realmente. Sin embargo, si una lucha es inevitable, entonces debemos actuar sin vacilación.

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En memoria de mi gran amigo Joan Prat, fallecido durante la primavera del año 2017. Allí donde estés seguirás enseñando con tus actos.

Con todo nuestro cariño de la EZSF.

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